La historia de los lavabos
¿Sabes cómo y cuándo aparecieron en la historia?
Probablemente el cuarto de baño sea uno de los lugares más importantes en todo el mundo y una de las necesidades más básicas de todo ser humano. Cada uno de sus componentes básicos lo tenemos muy presentes en nuestra mente y podemos decirlos hasta de memoria: un baño no es baño si no cuenta con un inodoro, una regadera y un lavamanos; de este último queremos hablarte a continuación. Tenemos una idea muy clara de qué es un lavabo y para qué funciona, sabemos también que existe una gran variedad de tipos e incluso que vienen de muchas formas, tamaños y materiales, sin embargo, ¿sabes cómo y cuándo aparecieron en la historia?
Empezaremos por contarte sobre el origen de la palabra, ¿por qué se le llama lavabo? Su etimología se remonta al antiguo mundo occidental, específicamente en la Edad Media donde los ritos religiosos eran sumamente importantes y las iglesias eran las estructuras arquitectónicas primordiales. Cada iglesia contaba con cuencos llenos de agua, conocidas como piletas donde se realizaban distintas tareas. La regla principal era que los sacerdotes debían lavarse las manos antes de llevar a cabo muchas de sus acciones, por ejemplo antes de dar la hostia, mientras se lavaba las manos, recitaba o leía unas palabras en latín que decían: lavabo inter inocentes manus meas… donde lavabo se traduce como lavaré, siendo lavabo el futuro en primera persona de lavar, del latín lavare.
Mientras fue avanzando la historia, consigo trajo muchos cambios, de tal manera que el concepto de lavarse evolucionó a ser también parte de la cotidianidad. A partir del siglo XV en Italia comenzaron a surgir sistemas prototípicos de lo que es hoy para nosotros un lavabo y tiempo después se popularizarían en toda Europa. Consistían en una base que sostenía una especie de cuenco que almacenaba el agua para su uso. Frecuentemente eran hechos de cerámica decorada.
Posteriormente con el nacimiento y fabricación de la fontanería moderna, se abrió un mundo de posibilidades para la evolución y el diseño de los lavabos, siendo así que ya no únicamente era un cuenco para almacenar el agua, sino ya contaba con un método directo de alimentación de agua, así como de un desagüe que haría correr el agua hacia otro lado fuera del cuenco de cerámica. Los lavabos modernos se popularizaron no únicamente en Europa, sino en todo el mundo ya que su evolucionado mecanismo permite el paso de agua en dos temperaturas distintas.
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